Vivir extraordinariamente lo ordinarioEl inicio de un nuevo curso tras el verano nos hace pensar en retomar o continuar las actividades habituales en el ámbito doméstico, estudiantil, profesional, pastoral…, con sus momentos mejores y peores, quizás con problemas económicos, familiares, médicos, de convivencia, etc., todo lo cual puede generarnos un cierto desánimo, apatía y rechazo a lo que podemos ver como rutina diaria. Tengamos o no ahora estos sentimientos, puede ser un buen momento para recordar el valor sobrenatural de la vida sencilla y ordinaria. En este mundo que se deslumbra ante influencers y estrellas de corta duración, los cristianos sabemos que el Hijo de Dios hecho hombre, que realizó la mayor gesta de amor de la historia, y su Madre, la bendita entre todas las mujeres, tuvieron la mayor parte de su vida terrena una existencia y trabajo sumamente sencillos, junto a San José, en Nazaret, una insignificante aldea galilea. El Señor quería enseñarnos así que lo importante no es lo que hacemos, sino el corazón con que lo hacemos, pudiendo todos realizar de manera extraordinaria lo aparentemente ordinario. |